tregua
Me ha agrietado el corazón… una
vez más; cualquier día terminará por rompérmelo irremediablemente. Hoy no, hoy
solo espera de mí una especie de absolución, merodea a mi alrededor como un
felino a segundos de lanzarse sobre su presa. Lo miro de reojo,
fingiendo ignorarlo, aunque me es imposible hacerlo con su presencia llenando
toda la habitación. De repente, se planta impaciente al pie de la cama; finalmente lo
miro a la cara, retándolo. Sonríe. Me ha vencido… su sonrisa me desarma, me
embruja. “Quiero ser la forma de tus
labios” –le digo al tiempo que salta sobre mí. Amo su sonrisa. La he amado
antes que a él mismo. A cero metros entre nosotros nada tiene importancia ya,
me como su boca.
Comentarios
Publicar un comentario