tristeza vaga
Hay quien aún te sigue reservando el lado izquierdo de su cama.
Hay quien se guarda para sí mismo aquellos relatos que te harían sonreír durante el desayuno.
Quien le habla de ti a los árboles.
Quien seca sus lágrimas cuando mira tus fotografías.
Quien añora servirte el té en la merienda.
Hay quien incluso, sigue preguntando por ti cuando llega a casa.
A quien todavía le dueles cada setenta latidos de su corazón.
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